Rara y prácticamente desconocida para el público en general, el clavicordio tiene un papel destacado en el Festival Internacional FEmusc, celebrado en Jaraguá do Sul, Santa Catarina, del 16 al 29 de enero. El instrumento, que vivió días de gloria en los siglos XVII y XVIII, apareció en todas las presentaciones de los recitales de cámara, programación diaria, celebrada en el pequeño Teatro de Scar, siempre a las 19 h, del evento de Santa Catarina.
El clavicordio es como el abuelo del piano, su forma es la misma, aunque de menor estructura, es también un instrumento de cuerda, y tiene un sonido muy característico, que se refiere al sonido de las arpas. Con Femusc, y por las manos del Gaucho Profesor Fernando Cordella, uno de los principales clavicéspedes de su generación, reconocido como el mejor de América Latina, el clavicordio fue elogiado y ganó estudiantes tan disciplinados como apasionados.
“La demanda del instrumento ha crecido en los últimos 10 años y ha crecido aún más en los últimos cinco, la curva es muy ascendente y espero que venga una gran generación de clavecín, gente dedicándose exclusivamente a este instrumento”, dice Cordella, quien es la directora de The Bach Sociedad Brasil, coordinadora y Cravo en el taller de música barroca de EMMSP (Escuela Municipal de Música de São Paulo), y llegó a actuar 88 veces en el año anterior a la pandemia.
En Femusc, considerado el principal evento escolar no competitivo del país, se llenaron las cinco vacantes disponibles para clavicordio. Los estudiantes tienen a su disposición ocho unidades del instrumento que se trajeron especialmente al festival. Los claveles provienen de la colección personal de Cordela (2), de Curitiba (2), de los músicos Isabel Kanji y João Rival, de São Paulo (2), uno del Museu da Música de Timbó (Santa Catarina) y uno Pertenece al Teatro Scar.
Según Alex Klein, creador y director creativo del festival, el objetivo es que Femusc tenga su propio semental. Para esto, la organización está en contacto con William Takahashi, un luthier que ha estado fabricando desde la década de 1990 instrumentos basados en piezas del siglo XVIII. instrumento. “No queremos tener un clavicémbalo, queremos tener el clavicordio”, enfatiza Klein. Un clavel cuesta alrededor de R$ 60 mil. A efectos de comparación, un arpa cuesta R$ 150 mil (el Femusc tiene una colección de 17), un piano Steinway, así como el festival, R$ 500 mil.
“El tema de un clavicordio en Jaraguá es más una cuestión de ambición cultural en esta ciudad, vamos a dejar que las capitales tengan una gran cultura o vamos a hacer que Jaraguá tenga todo lo que tiene una gran ciudad y ofrecer a nuestros profesores y estudiantes la primera cualidad que existe?”, Él pregunta.

